Como es sabido, el campo de concentración de Neuengamme fue liberado por las fuerzas aliadas británicas el 3 de mayo de 1945. Una y otra vez había escuchado que los británicos lo encontraron completamente vacío a su llegada: ¡como “recién barrido“ por las fuerzas del orden nazis que habían escapado!
Por eso no pude creer lo que veían mis ojos cuando en el magazín del diario Süddeutsche Zeitung (SZ) del 9 de febrero de 2021 vi numerosos supuestos «efectos«, objetos personales de antiguos prisioneros, entre ellos una elevada cantidad del campo de concentración de Neuengamme: Fotos, relojes de bolsillo, collares, medallas, anillos, broches, botones, pero también calendarios de bolsillo, carteras, incluso cartas de amor que nunca llegaron a su destino.
La palabra alemana «Effekten» es un concepto anticuado que significa «equipaje», en nuestro caso: ¡pertenencias, empapadas de dolor! Un último vínculo privado que aún conservaba el contacto con los seres queridos y la vida anterior, un trozo de individualidad cuya pérdida acabó por empujar a su dueño al anonimato y la soledad. Solamente desde el campo de concentración de Neuengamme llegaron unos 7.800 sobres con uno o varios objetos personales, a veces sin nombre, que finalmente acabaron en el archivo de la Cruz Roja en Arolsen.
Intrigada, me dirigí a Reimer Möller, archivero del memorial del campo de Neuengamme, y preguntando: ¿coincidencia? ¿feliz casualidad? – me entregó, casi sin mediar palabra, un artículo escrito sobre este asunto y puesto generosamente a mi disposición.1 Unos archivos de reciente acceso permitieron estudiar el contenido de dos expedientes de las fuerzas de ocupación británicas de mayo de 1945: en una bolera del municipio de Lunden (comarca de Dithmarschen), los soldados británicos habían encontrado un depósito de objetos preciosos depositados allí por la comandancia del campo de concentración de Neuengamme. Varios miles de sobres con efectos personales que de los que los antiguos prisioneros fueron despojados a su llegada al campo y que no habían sido devuelto. Su valor se estimó en 100.000 libras esterlinas (hoy cerca de 2,9 millones de euros). También había textiles del ropero de Neuengamme que habrían bastado para vestir a 10.000 personas.
No suficiente con eso, al parecer, el personal del mando del campo había acumulado amplias provisiones de para su uso personal en previsión de la posguerra y transportado más material valioso en camiones a la posada de Jacobsen en Westerdeichstrich (comarca de Dithmarschen). El tabernero también había sido el gerente de la cantina de los prisioneros de Neuengamme con el rango de SS-Unterscharführer2. Había robado cantidades inimaginables de cigarrillos, chocolate, licores, vino, zumo de frutas, té y café (por ejemplo, 20.000 paquetes de 20 cigarrillos cada uno) de la cantina y del alojamiento de los oficiales en cargo, así como – siguiendo las órdenes del comandante del campo, Pauly, – de los paquetes de comida destinados a los prisioneros escandinavos. Sin embargo, cuando un antiguo prisionero condujo a los ingleses a Westerdeichstrich (y al cercano Wesselburen el lugar de residencia del comandante Max Pauly) el 17 o 18 de mayo de 1945, habían desaparecido los suministros almacenados. Se habían «perdido sin dejar rastro», mientras que el personal de guardia de las SS de Neuengamme, equipado con uniformes de segunda mano, se había convertido en simples soldados de la Wehrmacht y escabullido discretamente hacia sus pueblos de origen en la comarca adyacente de Dithmarschen.
Una curiosidad en los sucesos inhumanos de la evacuación del campo a finales de abril de 1945 fue la evacuación del «comando de la cuadra de conejos»: 2.600 conejos de Angora y unos 100 prisioneros, entre ellos 18 «testigos de Jehová», como cuidadores de animales, fueron transportados en tren y en carros tirados por caballos a una posada en el cercano Dammfleth (comarca Steinburg), que pertenecía al líder del comando Hugo Schnepel. Una vez fue capturado y arrestado por los británicos, los antiguos prisioneros continuaron voluntariamente cuidando de los conejos e incluso de la posada.
Pero volvamos a los efectos mucho más valiosos y significativos. Las fuerzas de ocupación británicas dedicaron mucho tiempo y esfuerzo al registro y categorización de estos efectos personales y a las posibles pistas sobre sus antiguos propietarios. Los oficiales de enlace franceses, belgas y holandeses, a los que se les había ordenado ir a Husum desde el cuartel general situado en la “Curiohaus” en Hamburgo, ayudaron en la organización. De esta manera, los bienes identificables, clasificados por nacionalidad, podrían ser transferidos a la Cruz Roja de cada país para ser entregados a las familias.
Así es también como las pertenencias conservadas de los prisioneros alemanes llegaron a Arolsen, el antiguo archivo de la Cruz Roja, hoy Arolsen Archives. El archivo reúne la mayor cantidad de documentos y objetos del mundo sobre víctimas y supervivientes del régimen nazi y referencias a unos 17,5 millones de personas.
Tras un breve parón, desde hace algún tiempo se intenta, con la ayuda de una campaña de restitución (#stolen memory), dar con las familias de los antiguos presos no identificables para devolverles sus legados. Por ejemplo, en el verano de 2021, una especie de «contenedor con alas» se instaló en lo que había sido el “Apellplatz” del memorial del campo de concentración de Neuengamme, desplegó varios paneles laterales e informó por medio de una pequeña exposición itinerante sobre efectos que habían encontrado su destino y otros que seguían sin hogar. Porque a día de hoy todavía hay unos 2.500 sobres con objetos encontrados sin nombre en Arolsen.
Y al final lo entiendo: el hecho de que el campo de concentración de Neuengamme fuera entregado “recién barrido” fue precisamente el requisito previo para el rescate, la amplia conservación y el cuidadoso y respetuoso tratamiento y devolución parcial de todos esos efectos personales. Porque en la gran mayoría de los campos de concentración se perdieron por saqueo, robo, descuido o desinterés.
1Reimer Möller y Sebastian Schönemann, Der Bestand der Effekten ehemaliger Häftlinge des KZ Neuengamme [Los fondos de los efectos de los antiguos prisioneros del campo de concentración de Neuengamme], en: S. Schönemann et al, Freilegungen: auf den Spuren der Todesmärsche [Descubrimiento: siguiendo los pasos de las marchas de la muerte], Göttingen, 2012.
2Cargo parecido al de sargento segundo dentro de las SS.