Cada 24 de marzo, el aniversario del golpe militar en Argentina (1976), durante años, Liliana Furió fue a la manifestación de los familiares de las víctimas y de los sobrevivientes de la dictadura.
A lo largo de los 7 años del régimen militar políticos de izquierda, intelectuales, artistas, profesores, también curas fueron perseguidos, torturados y asesinados. Organizaciones de derechos humanos cuentan con más de 30.000 víctimas.
Pero Liliana Furió no viene de una familia perseguida. Su padre, oficial del ejército y jefe de inteligencia del Comando de la Brigada en la provincia argentina de Mendoza, fue condenado a prisón perpetua por más de 50 delitos de lesa humanidad, entre ellos la sustracción de una menor.
Por primera vez, en marzo del 2018, Liliana no participó ni sola ni callada en la manifestación junto a los familiares de las víctimas; un año antes se había creado a iniciativa suya y de su amiga Analía Kalinec un grupo con más hijos, hijas y nietos de genocidas que repudiaban públicamente los crímenes de sus padres y abuelos. El padre de Analía también había servido de perpetrador a la dictadura militar.
“Historias Desobedientes” – así se llama el grupo de más de 50 integrantes en la actualidad – se manifestaron por primera vez solidariamente con las víctimas y sus familiares y quieren sostener los principios de memoria, verdad y justicia.
Liliana Furió vino a Hamburgo con su esposa Julie August a participar, el 31 de agosto pasado, en una charla pública organizada por el Centro de estudios de la Gedenkstätte Neuengamme en la biblioteca universitaria bajo el tema “Trato de crímenes en masa en familias y sociedad – Argentina, España y Alemania en comparación – descendientes se intercambian”.
Las dos mujeres estuvieron presentes también al día siguiente en el seminario “Un perpetrador en la familia?!” en el Centro de estudios de la Gedenkstätte de Neuengamme y contaron la historia de la familia de Liliana y del nacimiento del grupo en Buenos Aires.
Después de volver a su país, Liliana mandó esta carta al blog “reflections news”.
Barbara Brix
Experiencia Neuengamme
La experiencia de la charla en la universidad me impresionó muy gratamente por la excelente respuesta e interés del público pero más aún por las historias de vida y trayectorias de quienes compartían conmigo la mesa. Dieprand von Richthofen me puso al tanto de que existía también en Alemania un colectivo de personas repudiando las acciones criminales de sus familiares pero en su caso formado por varios integrantes de la misma familia, algo realmente sorprendente para mi, ya que en la gran mayoría de quienes repudiamos a nuestros familiares genocidas, el resto de la familiar generalmente nos aisla o nos critica por hacer evidente una parte de su propia historia a la cual no se quieren enfrentar.
Con Barbara Brix sentí empatía desde el primer momento y además de hacerme sentir como en casa, su dominio del idioma español me permitió tener una guía privilegiada en el recorrido que hicimos en el sitio de memoria Neuengamme. Allí fue justamente la parte más emotiva y enriquecedora que viví en esos días, compartir con un grupo tan heterogéneo de personas reunidas por el hecho de ser descendientes de genocidas y que a pesar de la barrera idiomática y generacional hicieran que me sienta como si estuviese reunida con mis compañeros del colectivo de Argentina, fue sorprendente. Pero a la vez de sentirme que estaba en un lugar de pertenencia, también fue interesante constatar diferencias entre ambas historias, una de las más importantes es que la segunda guerra mundial finalizó hace de setenta y tres años, mientras que la dictadura militar en argentina finalizó hace 35 años. Eso hace que en nuestro país haya aún mucha más gente sobreviviente de esa época con heridas abiertas y algunos temas sean casi imposibles de abordar como el caso de la reconciliación que sectores del gobierno actual intentan instalar para amnistiar a los genocidas en nuestro país que en su enorme mayoría no se arrepiente y además reivindican en horror perpetrado.