Cuando el 8 de mayo de 1945 terminó la Segunda Guerra Mundial y los últimos campos fueron liberados, entre los prisioneros españoles las manifestaciones de júbilo se exteriorizaban con moderación, ya que su guerra aún no había terminado: en Madrid el dictador Franco seguía sentado y bien sentado en su sillón de mando, usurpado tras su cruento golpe de Estado de 1936 y después de una sangrienta guerra civil de tres años. No fue hasta casi 40 años más tarde cuando, con su muerte en 1975, se pudo empezar a transitar el camino de retorno a la democracia en España.
Cerca de 600 españoles fueron deportados al campo de concentración de Neuengamme (Hamburgo).Poco antes de la victoria de Franco, decenas de miles de españoles que, en su gran mayoría, habían luchado contra los golpistas del General Franco, habían huido a la vecina Francia, sólo para ser internados allí a su llegada en enormes e improvisados campamentos ubicados en las que, en aquella época, eran inhóspitas playas del Mediterráneo occidental.
Sin perspectivas en la Francia ocupada y convencidos de poder continuar su lucha política allí, muchos de ellos se unieron a la resistencia francesa, la Résistance. Allí, muchos de ellos, compartieron el destino de sus compañeros de lucha franceses: arresto, deportación, encarcelamiento y a menudo asesinato en campos de concentración nazis.
Cuando se formaron las asociaciones de deportados supervivientes en los primeros años de la posguerra, la Amical de Mauthausen se convirtió en la principal y más influyente de las comunidades españolas de los campos, debido a que tenía, con mucho, el mayor número de españoles (unos 10.000). Hace algunos años cambió su nombre a «Amical de Mauthausen y de los otros campos».
Los antiguos prisioneros de Neuengamme fundaron asociaciones en Francia, Países Bajos, Bélgica, Dinamarca, Polonia, Noruega, Hungría, República Checa, Alemania y otros países. En España, en cambio, donde Franco continuaba con su régimen dictatorial, sus compatriotas, que habían sufrido los horrores de los campos de concentración nazis, fueron, en primera instancia, condenados al ostracismo y difamados, y, finalmente, olvidados, tras ser oficialmente calificados como «desaparecidos»; los documentos en los que se les hacía referencia fueron destruidos y no se volvió a hablar de ellos. El Régimen los entregó al silencio. Por una mera cuestión de supervivencia en un régimen dictatorial, las familas se autoimpusieron una «pena de silencio“, posiblemente incluso más hermética que en Alemania. Así, a menudo las personas desaparecían de la memoria de sus familias: no es raro que su historia vital se reescribiera, bien por razones de seguridad, bien por ignorancia. Por ejemplo, el padre de un miembro de la Amical de Neuengamme, fundada en 2020, tras su liberación se hizo pasar por un soldado de la «División Azul», seguramente para proteger a su familia.
Hasta el día de hoy, los llamados «Rotspanier» (rojos españoles) por los nazis se encuentran entre los grupos de víctimas menos conocidos, tanto en Alemania como en España. En Alemania porque los nazis los clasificaron a menudo como franceses o, a veces, como italianos, pero, sobre todo en España, donde la política de memoria histórica todavía tiene mucho camino por recorrer. Hace unos 30 años, por ejemplo, una empleada del memorial de Neuengamme preparó una documentación que incluía una lista completa con los nombres de los prisioneros de nacionalidad española, pero, a pesar de sus buenos contactos en España, no pudo averiguar nada nuevo sobre ellos. Se topó con un muro de silencio.
Por todo ello, fue una pequeña sensación cuando hace un año un grupo de familiares de antiguos prisioneros españoles informó al memorial de la intención de fundar una asociación bajo el nombre: «Amical de Neuengamme». Con más de 40 participantes, planificaron visitar el memorial de Neuengamme por primera vez a principios de mayo de 2020 para asistir a la ceremonia «75 años desde la liberación». Un historiador que trabaja sobre el tema de los españoles en campos de concentración nazis y como trabajadores forzados, había localizado unas 10 familias en toda España, las reunió y – otro golpe de suerte – los puso en contacto con Heike Martínez en Barcelona. Heike se crió en el barrio hamburgués de Eidelstedt como hija de emigrantes españoles, habla español, catalán y alemán y es en todos los aspectos el enlace ideal entre el memorial y la nueva Amical. Y aquí no acaban las coincidencias felices: Casi al mismo tiempo, se contrató en el memorial a un joven historiador, Alexandre Froidevaux, que no sólo habla francés – como su nombre indica – sino que también habla español con fluidez y está muy familiarizado con la historia del país en la segunda mitad del siglo XX. El trío de habla hispana lo completa Balbina Rebollar, presidenta de la Amical. En noviembre, en el marco del Foro «Futuro de la Memoria», en una conversación con Alexandre Froidevaux, Balbina nos explicó cuál es su vínculo con la Amical de Neuengamme: «Soy hija del deportado Evaristo Rebollar. Mi padre llegó en un convoy desde Compiègne al campo de Neuengamme el 24 de mayo de 1944. Le dieron el número de matrícula 32042. Más tarde lo deportaron al subcampo Beendorf-Helmstedt. Al final de la guerra fue enviado a Wöbbelin, donde fue liberado por los americanos. (…) La existencia del campo de concentración de Neuengamme es casi desconocida en España, (y también lo que ocurrió allí). (…) Tienes que darte cuenta de que muchas personas que desaparecieron durante la guerra civil terminaron muriendo en campos de concentración en Alemania. (…) Y todavía hay familias que no saben nada sobre el paradero de sus parientes. Las heridas de esta barbarie, que afectó a gran parte de la sociedad española, aún están abiertas y sin curar. (…) Recientemente, un representante de nuestra Amical, junto con otras asociaciones de deportados, participó en la exposición «#StolenMemory» en el Museo del Exilio de La Jonquera en la frontera con Francia. Muchos de nuestros miembros contribuyeron a la exposición proporcionando objetos de sus familiares deportados a Neuengamme».
La nueva Amical de Neuengamme – ¡Bienvenido! ¡En Hamburgo y en el memorial!
Traducción del alemán al español: Heike Martínez
Corrección de la versión española: Jesus Maria Txurruka